sábado, 22 de septiembre de 2012

Capítulo 4


- Te he traído hasta aquí por que quiero decirte algo. —dice Liam.

¿Cómo? ¿Qué querrá decirme? El corazón se me acelera, como si quisiera salir y gritar lo que siento por él, siento los latidos cada vez más fuerte. Todos llevan su nombre, todos le pertenecen. Porque él, y sólo él me hace sentir un cosquilleo terrible, y a la vez agradable por todo mi cuerpo. Con una sola mirada me roba una sonrisa. Él es especial, y me hace sentir especial. Y tíos que te hagan sentir así quedan pocos. Muy pocos.
Silencio. Pero es un silencio agradable, un silencio de esos en los que sobran las palabras. Un silencio es agradable cuando estás con la persona adecuada.
- Bueno, no te calles ahora, dímelo. —dice Alba.
- Es que no sé si decírtelo. —dice Liam.
- ¿Por qué no? —dice Alba.
- No lo sé, es una tontería sin importancia. —dice Liam.
- Bueno, pues entonces no le des más vueltas y dilo ya. —dice Alba.
- A ver, esto… que… —dice Liam.
- ¿Quieres decirlo ya? —dice Alba.
Al decir esto se me acercó y me besó, me besó y sentí una sensación que nunca antes había tenido. Me besó como nunca antes me habían besado, parecía haberse parado el tiempo. No fue muy largo, pero no importa.
- ¿Por qué has hecho esto? —dice Alba.
- Porque me gustas, y quería ver si yo a ti también. —dice Liam.
¿He oído bien? ¿Le gusto? ¡SÍ, LE GUSTO! No me lo puedo creer, ¿cuántas veces he soñado que me decía esto? Y ahora me ha pillado de improvisto y no sé que decir, me he quedado sin palabras. Me siento bien. Pero él parece impaciente, esperando a que diga algo. Le devuelvo el beso, esta vez más largo, y más intenso.
- ¿Eso quiere decir que te gusto? —dice Liam.
- Sí, me gustas mucho. —dice Alba.

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