sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 6


Otra vez comunicando, llevo casi toda la mañana intentando llamar a Sonia para contarle lo que pasó ayer, pero me sale que está comunicando. Esta niña de verdad, ¡siempre está lista para una emergencia! Voy a intemtarlo una vez más, a ver si tengo suerte. Marco su número rápidamente, me lo sé de memoria, es como una hermana para mí, me entiende a la perfección y siempre está dispuesta a ayudarme. ¡BIEN! Me da séñal, cógelo ya, ¡venga!
- ¿Sí? —dice Sonia.
- Buenos días, pequeña dormilona, ¿con quien estabas hablando tanto tiempo? —dice Alba.
- ¿Eras tú la que estaba llamando? Lo siento, es que estaba hablando con Marina, que este finde hay una fiesta para celebrar que hemos acabado el curso, vendrás, ¿no? —dice Sonia.
- ¡Claro! ¿cómo me lo voy a perder? —dice Alba.
- Bueno, y ¿qué querías contarme preciosa? —dice Sonia.
- Pues, que ayer, quedé con Liam por la tarde, para hablar... —dice Alba.
- ¿Hablar? Sí, claro, ¿os liasteis? —dice Sonia.
- Déjame contártelo ¿no? —dice Alba.
- Vale, perdón... —dice Sonia.
- Bueno, pues eso, que me dijo que quería hablar conmigo, y me contó que le gustaba y me pidió salir. —dice Alba.
- ¿Y qué le has dicho? ¿Le habrás dicho que sí, no? —dice Sonia.
- . —dice Alba.
- ¡Toma! ¡Ya tengo cuñado! —dice Sonia.
- ¡Que tonti eres, de verdad! —dice Alba.
- Oye, que me hace ilusión, que quieres. —dice Sonia.
- Tía, es que aún no me lo creo, es como un sueño, ¿sabes cuánto tiempo he estado esperando esto? —dice Alba.
- Pues ahora a disfrutar, que ya te tocaba ser feliz. ¿Por qué no le dices que se venga a la fiesta? —dice Sonia.
- Vale, luego hablaré con el por el WA, o por Tuenti, voy a prepararme el desayuno, te quiero hermana. —dice Alba.
- Y yo a ti, hermanita. —dice Sonia.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Capítulo 5

- Entonces... ¿quieres salir conmigo? —dice Liam.
-  Pues claro. —dice Alba.
Es todo tan, tan bonito, parece ser que por una vez las cosas han salido bien. Aunque quizá no debería alegrarme mucho, porque nunca se sabe, puede que no le convenza y me deje. Pero prefiero no pensar en eso ahora. Lo que tenga que venir, ya vendrá.
- Aún no me creo que estés conmigo. —dice Liam.
- ¿Y eso a qué viene? —dice Alba.
- No lo sé, pero me alegro de salir contigo, tú eres diferente. —dice Liam.
- Gracias, supongo que lo dices como algo bueno. —dice Alba.
- Pues claro, mi niña es especial, ¿cómo va a ser eso algo malo? —dice Liam.
- ¿Soy tu niña? —dice Alba.
- La niña de mis ojos, de la que llevo meses enamorado. —dice Liam.
- No me digas eso, por favor...  —dice Alba.
- ¿Por qué? —dice Liam.
- Porque me entran unas ganas enormes de comerte a besos. —dice Alba.
- Entonces no voy a parar nunca de decirlo. —dice Liam.
¿Cómo puedo quererlo tanto? Es que me enamora de una forma que él sólo sabe. Me encanta cuando me habla y me mira con esos ojazos. Me enamora con palabras, con gestos, con besos. Me encanta, no sé cómo lo hace, pero cada vez me gusta más.
Cuando se lo cuente a las chicas no se lo van a creer, es que ni yo me lo creo. Sólo espero que él no sea como los demás. Aunque tengo la intuición de que no será así.
- ¿Puedo pedirte algo? —dice Liam. 
- Lo que tú quieras. —dice Alba.
- Dame un beso, pero no un beso cualquiera. Quiero que me des el mejor beso que me puedan dar en la vida. —dice Liam. 
- Eso está hecho.—dice Alba.
La verdad es que me moría de ganas por volver a besarle. Me encanta juguetear con su lengua, morderle el labio lentamente, y besarle una y otra vez. Tenía razón, Liam no es un chico cualquiera. Y ahora me siento especial estando con él.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Capítulo 4


- Te he traído hasta aquí por que quiero decirte algo. —dice Liam.

¿Cómo? ¿Qué querrá decirme? El corazón se me acelera, como si quisiera salir y gritar lo que siento por él, siento los latidos cada vez más fuerte. Todos llevan su nombre, todos le pertenecen. Porque él, y sólo él me hace sentir un cosquilleo terrible, y a la vez agradable por todo mi cuerpo. Con una sola mirada me roba una sonrisa. Él es especial, y me hace sentir especial. Y tíos que te hagan sentir así quedan pocos. Muy pocos.
Silencio. Pero es un silencio agradable, un silencio de esos en los que sobran las palabras. Un silencio es agradable cuando estás con la persona adecuada.
- Bueno, no te calles ahora, dímelo. —dice Alba.
- Es que no sé si decírtelo. —dice Liam.
- ¿Por qué no? —dice Alba.
- No lo sé, es una tontería sin importancia. —dice Liam.
- Bueno, pues entonces no le des más vueltas y dilo ya. —dice Alba.
- A ver, esto… que… —dice Liam.
- ¿Quieres decirlo ya? —dice Alba.
Al decir esto se me acercó y me besó, me besó y sentí una sensación que nunca antes había tenido. Me besó como nunca antes me habían besado, parecía haberse parado el tiempo. No fue muy largo, pero no importa.
- ¿Por qué has hecho esto? —dice Alba.
- Porque me gustas, y quería ver si yo a ti también. —dice Liam.
¿He oído bien? ¿Le gusto? ¡SÍ, LE GUSTO! No me lo puedo creer, ¿cuántas veces he soñado que me decía esto? Y ahora me ha pillado de improvisto y no sé que decir, me he quedado sin palabras. Me siento bien. Pero él parece impaciente, esperando a que diga algo. Le devuelvo el beso, esta vez más largo, y más intenso.
- ¿Eso quiere decir que te gusto? —dice Liam.
- Sí, me gustas mucho. —dice Alba.

Capítulo 3


Llega tarde, son las cinco y diez, llevo diez minutos aquí de pie esperando, como una idiota y él no viene. ¿Por qué me pasan estas cosas siempre a mí? Me dijo que a las cinco ya estaría aquí, me lo dijo y no está… Le llamo, ni caso, ha saltado el buzón. ¿Qué hago? Mejor me voy, he sido una idiota al pensar que podría interesarse en mí. Empiezo a caminar y oigo que alguien me llama “¡Albaaaaaaa!” sí, es él, no lo veo pero lo sé. Me detengo y doy media vuelta.
- Pensaba que te habías arrepentido… —dice Alba un poco desanimada.
- ¿Arrepentirme? ¿Estás loca? —dice Liam.
- Es que como no venías… —dice Alba.
- Escúchame bien, yo nunca te dejaría plantada. No soy así. —dice Liam.
- Lo sé, bueno, ¿ qué te parece si vamos yendo? —dice Alba.
- Vale, ¿y adónde vamos? —dice Liam.
- Pues no lo sé, elige tú. —dice Alba.
- Sígueme, se me acaba de ocurrir el sitio perfecto. —dice Liam.
Empezamos a caminar y de repente Liam me pasa el brazo por encima rozando con sus dedos tan suaves y delicados mi cuello. Yo sonrío y no puedo apartar los ojos de su cara, soy feliz, muy feliz. Tanto que mi sonrisa puede verse a quilómetros. Pero que mono es, parece que esté soñando, porque no estoy soñando ¿verdad? No, menos mal. Paramos. ¿Habremos llegado ya? El lugar no es tan bonito como el que aparece en mis sueños, pero no está tan mal, además, estoy con él, que es lo que importa.
- ¿Hemos llegado? —dice Alba.
- Sí, pero nos falta una cosa.  —dice Liam.
¿Una cosa? ¿De qué habla? Ojalá se tratara de un beso, pero eso ya es mucho pedir, y no creo que quiera salir con una chica como yo. ¿O tal vez sí? No lo sé, dicen que el amor es lo más bonito del mundo. Pero a mí esto me vuelve  loca.

Capítulo 2

- Hola Alba. —dice Liam.
- ¡Hola! ¿Qué ha pasado? —dice Alba.
- Nada, una tontería, no tiene importancia. —dice Liam.
- ¿Una tontería? ¿Seguro? —dice Alba.
- Ya sabes cómo es “El ogro”, si no expulsa a alguien no se queda a gusto. —dice Liam.
- Ya, tienes razón. —dice Alba.
- Esto…. Me preguntaba si tenías algo que hacer esta tarde. —dice Liam.
- ¿Esta tarde? No, que yo sepa la tengo libre. —dice Alba.
- Pues, ahora ya no. —dice Liam muy contento.
- ¿A no? ¿Y eso?  —dice Alba.
- Pues que había pensado en pasar la tarde juntos, y así hablamos un poco que ya no hablamos casi. —dice Liam.
- Vale. Es que últimamente no he hablado mucho con nadie. —dice Alba.
- ¿Y eso? —dice Liam.
- Nada, cosas mías, no importa. ¿Nos vemos aquí a las cinco? —dice Alba.
- Vale, no te retrases que nos conocemos. —dice Liam.
-¿Yo? ¡Pero si yo llego siempre a la hora! —dice Alba.
- Ya lo sé tonta. —dice Liam.

Se abre una puerta y aparecen los de la clase de al lado. Uno de ellos al vernos tan juntos suelta un “¡Oh que bonito!” pero nosotros pasamos. Antes me importaba mucho la opinión de la gente, pero desde que me pasó aquello en Londres aprendí que por mucho que hagas o dejes de hacer siempre van a hablar mal de ti, así que desde entonces decidí pasar de todos aquellos comentarios y centrarme en ser feliz. Suena el timbre y a su vez aparecen todos los de clase, con cara de alegría al ver que por fin había acabado aquella clase.